Hablar de lubricantes industriales minerales es, forzosamente, tratar acerca de sus aditivos, puesto que la calidad de los aceites no está sólo en la viscosidad, sino que también responde al buen balance entre estos y los químicos que se les añaden para otorgar diferentes beneficios especializados para el tipo de máquina en que se utilizará la mezcla.
Para explicar mejor esto, es preciso recordar que un lubricante mineral se obtiene directamente de procesos de refinación del petróleo crudo, por lo que, en sí, se trata sólo de una base olea que debe ser complementada con otros químicos que le aportan diversas características para mejorarla, adicionarla o suprimirle propiedades no deseadas.
¿Qué son los aditivos?
Son compuestos químicos –que pueden ser de naturaleza orgánica e inorgánica— que se mezclan con el lubricante de manera homogénea o heterogénea, es decir, que se encuentran disueltos o como sólidos suspendidos en la base.
Su proporción en el lubricante puede variar de acuerdo con el propósito de éste, por lo que pueden significar desde 0.1% del volumen total del aceite, hasta el 30%.
¿Para qué sirven?
Sus funciones dependen del tipo de lubricante diseñado especialmente para ciertas máquinas. Esto es que, según los aditivos añadidos a la base, se pueden obtener diferentes tipos de aceites, pues su inclusión y balance en la mezcla determinará si ésta es apta para turbinas o motores, como fluido hidráulico o para engranajes, por poner algunos ejemplos.
Los principales beneficios que aportan a los lubricantes son de mejora de viscosidad, acción anticorrosiva, antioxidante, antidesgastante, antiespumeante, emulsificante, demulsificante y detergente, como agentes de adhesividad, bactericidas, modificadores de fricción, depresores del punto de fluidez y para soporte de extrema presión, por mencionar algunos.
¿Cómo funcionan?
Es importante señalar que dentro de un lubricante se encuentran varios tipos de aditivos, por lo que deberán estar en la proporción adecuada para el buen funcionamiento de esta mezcla, que deberá de ser consecuente con las exigencias del tipo de motor o maquinaria a la que esté destinado.
Es por ello por lo que la formulación de aditivos y base es diseñada por químicos especialistas que realizan pruebas de desempeño sometiendo el producto a diversas condiciones de temperatura, humedad, presión, etcétera, además de tener en cuenta que algunos compuestos inhiben o dificultan la efectividad de otros.
Por otra parte, la mayoría de los aditivos se van consumiendo conforme al uso del aceite, ya sea porque se degraden, se absorban por agentes externos al lubricante (metales, agua u otras partículas) o se separen (que se sedimenten o se filtren).
¿Qué pasa con los aditivos suplementarios?
La efectividad de aditivos que no se encuentran en la fórmula original del lubricante es, a menudo, nula, aunque bien puede haber casos en los que aporten algunas cualidades para fomentar un mejor desempeño, como puede ser en engranajes y sistemas de extrema presión.
De cualquier manera, lo más recomendable será siempre comprar un mejor aceite de acuerdo con el uso que se le vaya a dar, pues al agregar aditivos de postventa probablemente se encuentre con que su lubricante no puede disolverlo, además de que de rara vez podrá mejorarlo más allá de las prestaciones ofrecidas por un producto premium desde un inicio.
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